Es frecuente que los adultos mayores tengan afecciones
crónicas, generalmente más de una, y que tomen varios fármacos a la vez.
Cualquier fármaco puede tener efectos colaterales y, si se ingieren varios,
pueden interferir unos con otros, exagerando o limitando sus efectos. Por otra
parte, si no se lleva un buen registro de los medicamentos que toman, es
posible cometer errores e ingerir sobredosis de alguno de ellos.
También debe considerarse que en el adulto mayor el
hígado, el riñón o el aparato digestivo no funcionan igual que en un adulto
joven y por lo tanto, la absorción, el metabolismo o la eliminación de un
fármaco son diferentes. Por esto, una dosis corriente puede resultar excesiva
para ellos.
PREGUNTAR AL MÉDICO: ¿qué podría pasar si me equivoco
y tomo remedios de más? ¿Se "contrapone" con las otras cosas que
tomo? ¿Si siento algo raro, puedo llamarlo? ¿Podría tomar menos remedios?
Muchos fármacos, especialmente los tranquilizantes e
hipnóticos, a veces algunos antidepresivos, antialérgicos y antiparkinsonianos,
pueden producir embotamiento y fallas de la concentración y de la memoria. Los
adultos mayores están especialmente expuestos a este riesgo, de tal modo que
estos medicamentos no deben ser usados sin una clara indicación médica y ojalá
en dosis reducidas.
Una recomendación general es tener un cuaderno donde
se anoten las indicaciones médicas, los medicamentos que recibe, las molestias
que atribuye a ellos, y no olvidar llevar este cuaderno a cada control médico.
- Un
exceso de medicamentos puede ser dañino.
- Lleve
un registro de los medicamentos que toma.
El adulto mayor debe pedir al médico que le ayude a
prevenir o detectar precozmente sus enfermedades, y que lo atienda considerando
su situación global, biológica y biográfica.
El adulto mayor está expuesto a muchas enfermedades
que, en su mayoría, no comienzan de un modo repentino sino que en forma
insidiosa: glaucoma, hipertensión arterial, diabetes mellitus,
arteriosclerosis, osteoporosis, depresión, obesidad, insuficiencia
respiratoria, y otras. Cuando los síntomas son evidentes y lo obligan a
consultar, la enfermedad suele estar bastante avanzada y el tratamiento va a
ser más paliativo que preventivo. Por eso, es muy necesario el control médico
del adulto mayor que se supone sano, para detectar precozmente esas patologías
y para enseñarle a vivir sanamente. Antes de los 70 años, se recomienda un
control anual; después de los 70, un control cada 6 meses.
Un peligro que siempre existe es el de la
polifarmacia, y se podría decir que es mejor médico el que indica cuál
medicamento podría suprimirse que el que agrega otra receta a las que ya traía
el paciente.
El médico siempre debe estar alerta a la patología
psicosocial: al aislamiento que lleva a una depresión, al deterioro cognitivo
que puede llevar a accidentes y conflictos.
El médico
ideal debiera tener tiempo para explicar bien el tratamiento; escribir con
buena letra sus indicaciones en la receta y/o en el cuaderno de salud del
adulto mayor, ser ubicable y tener tiempo para ser consultado por teléfono en
caso de dudas, tratar de recetar lo indispensable, evitar la solicitud de exámenes
innecesarios, y ser capaz de imaginarse él mismo en el lugar del paciente.
Un adulto mayor debe tener controles de salud cada año por lo menos.
- El
médico debe conocer a la persona y su familia.
- Debe pedirle al médico que explique y/o escriba cuáles son las enfermedades que encuentra y las recomendaciones que da.